I spent a lot of time dreaming about you…

Después de tantos 11:11, manifestaciones y deseos a las estrellas fugaces, por fin, se ha cumplido mi deseo de encontrarte.

Pasé mucho tiempo buscandote, soñandote. Sin saber donde estabas, ni quien eras. Pero sabía que estabas por ahí, en algún lugar, buscándome también.

Y cuando menos lo esperaba, llegaste. Un viernes por la noche. Un viernes que parecía ser como otro viernes cualquiera, pero fue la noche que cambió todas las siguientes. Después de la primera conversación y la segunda cerveza, ya mi corazón no paraba de latir, mis ojos no miraban otra cosa mas que los tuyos, y no sabia que hacer con esas inmensas ganas de besarte. Nunca he creído en el amor a primera vista, pero ciertamente fue lo mas parecido a eso. Y lo mejor de todo, es que tu lo sentías también. Al final de esa noche mágica ya sabia que quería pasar el resto de mis noches contigo.

Después de ese día, todo cambió. Mis prioridades, mis planes, mi corazón. Que lindo es el amor, cuando llega de casualidad. No estabas en mis planes pero al conocerte entendí que lo inesperado, lo espontáneo es mil veces mejor que lo planeado, porque lo que tiene que ser, simplemente se da. Después de tantos 11:11, manifestaciones y deseos a las estrellas fugaces, por fin, se ha cumplido mi sueño de encontrarte.

Contigo aprendi que el amor no se mide con reglas, ni con relojes. El amor se mide con sentimientos, con conexión, con comunicación. Con mirar a alguien y sentir que lo conoces desde hace siglos, pero lo acabas de conocer. Que alguien en una semana te puedes hacer sentir lo que alguien en un año nunca pudo. Contigo me di cuenta la capacidad de amor que tengo para dar. Llegaste y derrumbaste todos mis muros. Unos muros que rodeaban mi corazón, que no permitían sentir nada por nadie. Que me convirtieron en una persona fría. Pero me tocaste y con tu calorcito, derretiste todo ese hielo.  Me has ido debilitando y he dejado que entres, que me conozcas, que me veas, no solo por quien pretendo ser, pero por quien soy realmente. Me has hecho sentir un millón de sentimientos nuevos que no conocía. Algo que tenia mucho tiempo (aunque se siente como toda una vida) sin sentir: el amor, reciproco y real.

El amor... lo mas lindo y peligroso que existe, una mezcla de alegría y angustia, de felicidad y tristeza. Y por mas que quisiéramos, no todo es color de rosas todo el tiempo. La realidad es que mientras mas alto estas, mas se siente la caída. Y mientras mas profundo vas, es cuando empiezan a aparecer los miedos. Miedo de no saber que va a pasar. Miedo a lo mucho que va a doler si no llega a funcionar. Miedo a no ser suficiente. Miedo a que perder a la persona, o peor aun, perderte a ti mismo por no perder a la persona. Miedos, miedos, miedos.

¿Y hace uno con tantos miedos? Arriesgarse.

No queda mas nada que hacer, que arriesgarse. Que entregarse al amor, como si no fuera a doler. Que si, que el amor duele, pero también sana, que asusta, pero también protege; que engancha, pero también libera. Que hay que entregarse, dar tu 100%, tus mejores partes, abrir tu corazón, ser vulnerable, y sobre todo valorarlo mientras lo tienes.

Y en todo esto, he aprendido que el amor va mucho mas allá de ir tomados de la mano, mas que los días lindos en la cita perfecta. No hay luz sin sombra. Yo no quiero enamorarme de mis expectativas de ti, de tus virtudes o de tus días lindos. Quiero enamorarme también de tus sombras, de tus madrugadas donde al fin eres tu, esas donde eres débil y donde tu armadura se vuelve de papel y cae. Quiero enamorarme de tus imperfecciones, esas que te hacen tan tu, tan especial. No quiero solo tus días lindos, quiero todo. Lo bueno, lo no tan bueno. Quiero estar ahi para ti, incluso cuando ni tu quieres que este. Quiero apoyarte, cuidarte, quererte. Porque el amor nunca es suficiente, el amor también es quedarse, el amor es elegirse. Y yo, te elijo.

Espero que también me elijas.