Querer quedarse queriendo irse
Sobre amores imposibles, amores inevitables, amores pasajeros, amores eternos. Básicamente, sobre ti. Tu eres todos.
Muchas veces es la persona correcta, y lo sabemos, pero es el momento incorrecto, acompañado de decisiones incorrectas. El amor también trata de coincidir. Creo que coincidir, en tiempo, espacio y sentimiento, es la octava maravilla del mundo.
Este sentimiento de #TheLoveExperiment no sabría como llamarlo porque no se resume a un solo sentimiento, son todos. Son todas las tonalidades del amor, acompañada de nostalgia, rencor, culpa, ira, miedo, errores y dos corazones rotos. Es ese amor que aunque pase el tiempo, siempre vivirá dentro de ti, en un rinconcito de tu corazón. Esa persona a la que nunca le quisieras decir “adios”, pero tampoco sabes como decirle “hola.” Es como cuando te sientes en a la mitad, sin saber que hacer. Ya no sabes si seguir intentándolo o dejarlo ir. Si cerrar la puerta o abrirla. Si arriesgarte o protegerte. Si quedarte o irte.
Y cuando dudas en irte, es porque en verdad quieres quedarte. No podemos controlar lo que siente corazón, sobre todo yo, que he aprendido a seguirlo, cueste lo que cueste. Pero esta historia no habla de eso, si no lo contrario. Cuando en vez de seguir al corazón, seguimos a el miedo. Lastimosamente pudo mas el miedo que el amor. Pudo mas el orgullo, el pasado, las barreras, el ego. Pudo mas las conversaciones inconclusas, los puntos suspensivos que se convierten en signos de interrogación.
Y llega un punto en el que no queda mas nada que hacer. No queda mas nada porque luchar. Nisiquiera hay cuerda por la que tirar. Hay que despedirse, no queda de otra. Entre las mil cartas que te escribí y nunca te envié, reuní el valor de publicar una de ellas, la mas importante, mi carta de despedida. Les comparto una colección de cartas y poemas. Les comparto las ultimas paginas de nuestro libro.
Me costó entender que ya no me querías. Me costó aceptar que, lo que yo entendía como cuestión de tiempo, no era más que una falsa ilusión, algo que jamás iba a acabar sucediendo. No te culpo, eso está claro, no podemos elegir de qué modo queremos, ni cuánto, ni siquiera cuándo se va a terminar eso que sentimos. Digamos que, tu fecha de caducidad y la mía, no estaban destinadas a seguir el mismo camino. Me costó darme cuenta de que tus palabras eran solo eso, palabras vacías, sin acciones, antídoto peligroso que aumentaba mi esperanza. Me costó ver que no se trataba de miedo, ni de algo temporal que finalmente tendría solución, sino de un nuevo capítulo exactamente igual al anterior. De un ciclo eterno de principios y finales. Y cada final, me dejaba mas rota. Y a ti, por alguna razón, mas vivo. Me costó dejarme la piel, dar tanto como pude, e incluso más, y quedarme esperando demasiados inviernos. No por ti, ya que lo volvería hacer, sino por mí. Por pensar que todo lo que estaba haciendo iba hacer que volvieras cuando realmente el final siempre ha sido inevitable. Por pensar que todo eso, tendría su recompensa. Por pensar que por ti, valía la pena. Por nosotros, valía la pena. Tal vez nunca me planteé que, todo lo que yo sentía, quizá estuviera ya en proceso de extinción dentro de ti. No te lo reprocho, como bien dije antes, no elegimos qué sentir. El barco siempre ha sido de los dos. La culpa tanto de los dos, como de nadie. Pero, siendo honestos, si pudiera volver atrás sí te pediría algo. Una cosa muy sencilla, al menos desde mi punto de vista. Te pediría corage, honestidad pero sobre todo, valentía. Te pediría que no te hubieras guardado nada, que siempre me hubieras disparado con la verdad, por mucho que me doliera, por muchas heridas o daño que me hicieras. Me habrías ahorrado tiempo, me habrías ahorrado sueños rotos, me habrías ahorrado volverme un muro de frío y piedra. Me habrías ahorrado decepción. Tu mayor miedo. Mi mayor golpe. Sobra decir que aún te quiero, por extraño que parezca, sino jamás estaría escribiendo estas letras. Sobra decir que aún te espero, aunque ya no sé por cuanto tiempo. Pero ya mi puerta no esta abierta como siempre. Ya no estaré aquí para abrírtela cada vez que decidas volver. Me canse de luchar por los dos, cuando me di cuenta que soy la única luchando. He tirado por los dos en este barco que ha perdido por completo el rumbo. Se que siempre te ha gustado culparme por hechos del pasado, que solo cometi por miedo a perderte.. pero esta vez ganaste, ganaron las preguntas sin respuesta. Ha ganado tus ausencias. Pudieron mas los mensajes en el aire. Aún vibro con tu nombre. Con nuestros recuerdos en común. Pero sabes que ya he tocado fondo, que ya he hecho demasiado. Ahora te paso el volante, ahora queda en tu campo el destino de este barco. Haz lo que estimes, lo que creas oportuno, pero con sinceridad. Te dejo mis letras, mis textos, mis mejores momentos. Te dejo todas y cada una de las sonrisas que me lograste arrancar. Te dejo lo que sólo ambos sabemos. Tú verás qué hacer con ello. Guardo una llave de repuesto aún en el corazón, por si decides volver y utilizarla. Por si decides querer entrar. Pero, por favor, ven con cuidado y no lo rompas. No le hagas daño. Quédate o márchate. Haz lo que quieras, lo respetaré. Corre lejos o vuelve. Lo que sea. Pero hazlo. Tal vez tú tengas el salvavidas que ambos necesitamos, o tal vez seas la llama que confine todo a ruinas. Mi más sincero te quiero, y mi carta de despedida.
Me despido, como la despedida que siempre espere de ti, pero ya no es decir adiós, ni decir hasta nunca… simplemente es no decir nada y ver como alguien se aleja hasta no estar.
A poem for you:
La mejor manera de dejar ir, literalmente, es dejando ir. Sacando todo lo que tienes dentro. Escribiéndolo. Publicándolo, si tienes el valor. Esta publicación no la hice para ustedes, la hice para mi. Para sacarme un peso de encima. Para sentirme mas liviana. Te recomiendo que lo hagas. Ve y escribe tu carta de despedida. Sácalo todo. Deja ir.