quien fui, quien soy y quien seré
El limbo: este espacio incómodo donde la versión antigua de mí murió y la nueva aún no ha nacido.
Camino en un limbo. Cada paso sin dirección que doy hacia este nuevo camino, me aleja más de quien era pero me acerca más a todo lo que puedo llegar a ser.
El limbo: este espacio incómodo donde la versión antigua de mí murió y la nueva aún no ha nacido.
¿Quién soy ahora? ¿Quién quiero ser?
¿Cómo me construyo? ¿Hacia dónde me muevo?
Nadie nos avisa que en la vida empezaremos de cero un montón de veces.
Puedes tardar meses, o incluso años, subiendo una montaña intentando llegar a la cima. Y sin darte cuenta, volviste al inicio. Y toca volver a empezar. Lo bueno es que realmente nunca empiezas de cero; empiezas desde la experiencia. Y que si te toco volver a empezar, es porque hay un mejor camino para ti.
Me imagino que no es algo que se enseña, nos toca aprender a reinventarnos al andar. Nos toca aprender a olvidar, a soltar, a avanzar.
Nos toca intentar entender que lo que te retrasa te salva, y lo que te desvía, te redirecciona.
Poner nuestra mejor cara y sacar fuerza de donde no tenemos para poder seguir.
Llegará gente o situaciones a desordenar todo en tu vida, y te toca a ti darle sentido al caos.
La vida está hecha de principios y finales. De puertas cerradas, ventanas rotas y salidas de escape. Nada dura para siempre. Ni siquiera nuestras propias formas de ser. Y no es condena, es libertad.
Estamos en constante cambio.
Vamos dejando versiones de nosotros atrás como recuerdo de lo que fuimos.
Versiones de nosotros que expiran, que ya no queremos ser.
Y otras que nos vemos forzados a dejar atrás, incluso cuando no estábamos listos para hacerlo.
Los cambios te piden que cambies.
Como cuando te pruebas tu sweater favorito y ya no te queda igual. Ese que usaste mil veces y no te quitabas, por alguna razón, ya no te gusta.
Y llega ese momento de cambiar de armario, de escama, de piel. De quitarte todas esas capas que ya no te funcionan, y abrazar la oportunidad de poder volverte a conocer.
Y eso también implica dejar atrás personas, amores, amigos, lugares que formaron parte de esa versión.
Lo que dejamos atrás (o nos deja) tiene la obligación de cambiarnos sin importar la forma en que elija hacerlo.
Soltar implica hacer las paces con que vas a perder partes que pensabas que iban a ser tuyas para siempre, porque al final, eran prestadas. nada nos pertecene.
Lo que se rompe, nunca vuelve a ser lo mismo porque es el dolor y los daños son los que nos ayudan a reconstruirnos de una manera distinta.
Por el dolor de hacernos preguntas incómodas nacen caminos por recorrer y una reflexión honesta de quién somos y de quién queremos ser.
Bendita la crisis que nos hace crecer y evolucionar.
Así como solo hay cosas que solo existen si se complementan, como el fuego y el oxígeno, la luz y la sombra, la música y el tiempo.
Así mismo, no hay crecimiento sin caos.
No hay transformación sin dolor.
No hay nuevos principios sin finales.
No hay amor sin desamor.
Todo final es un nuevo principio.
Todo lo que se rompe, se reinventa.
Y aqui voy, aun estoy reinventandome y me doy cuenta de que reordenarse siempre fue una cuestión de prioridades: te pones tú delante y todo le demas que camine a tu lado, ni delante ni detrás.
PD: no habia escrito en un mes porque me estaba reordenando y reconociendo. :) feliz de estar de vuelta!
Song: “Happiness” de Taylor swift.
Leerte me recordó a esto que escribí hace unos años cuando también atravesaba una transformación: Renunciar a esa versión tuya que sentías duraría largo tiempo es la parte más dolorosa. Soltar eso que ya no encaja en tu ser es lo más complicado del proceso. Pero tener la oportunidad de conocerte nuevamente después de atravesar el caos y la tormenta, es el obsequio por el que vale la pena transformarse ❤️ Un abrazo!
Me siento muy identificado con este post. Me emociona mucho como le pones palabras a ese limbo y la dificultad de atravesarlo. Aún más de tener la certeza de haber llegado a tierra. Qué bonito volver a empezar ❤️🩹